En la siguiente imagen puedes ver las partes que tiene un jamón ibérico.
Maza: Es la parte más ancha del jamón, agradable a la vista, jugosa y sabrosa. La que más infiltraciones de grasa tiene y la que nos proporcionará las mejores sensaciones.
Las lonchas o lascas serán suaves al tacto, dulces al paladar y con multitud de aromas que nos recordarán a frutos del bosque.
Babilla: La parte opuesta a la maza. Más estrecha, también jugosa pero con menos infiltraciones de grasa (tocino entreverado). Tiene un mayor grado de curación, un color más oscuro y un sabor con más consistencia que puede recordarnos a frutos secos.
Cuando el jamón se va a consumir de forma lenta, por ejemplo en casa. Se recomienda que se inicie el corte por esta zona ya que al tener menos grasa, se endurecerá antes que la maza.
Contramaza y Punta: Zona de la cadera que presenta algo de dificultad para realizar el corte de las lonchas debido al hueso existente. De estas zonas saldrán lascas más pequeñas y alargadas pero igual de sabrosas porque también tienen mucha infiltración de grasa y un mayor grado de curación que la Maza.
En boca notaremos el ligero sabor de la sal procedente de la etapa del salazón, nos sorprenderán ciertos aromas a especias y comprobaremos como persiste la jugosidad del jamón en nuestro paladar.
Caña y Jarrete: A la zona del Jarrete también se le conoce como Codillo. Presentan un acceso más complicado para realizar el corte y obtener lonchas de jamón. Los cocineros sacan de esta parte los famosos tacos de jamón que tanto sabor dan a los platos de comida. Zona jugosa con sabor intenso que desprende multitud de matices en el paladar.